En la medida de lo posible procura realizar el tratamiento en una disposición anímica tranquila y en una atmósfera apacible. Se recomienda música relajante y meditativa.
El Reiki se ofrece al Yo Superior, al Yo Interior del paciente, al Ser o a la chispa divina que mora en nosotros o como queramos llamarlo. Este ofrecimiento se hace para que se utilice de la forma más conveniente para el paciente en ese momento. El practicante de Reiki no dirige la energía, ya que Reiki es inteligente, sabe dónde, cómo y cuándo debe actuar. A veces Reiki trabaja en áreas desconocidas para el sanador y el paciente.
Al principio de una serie de tratamientos es conveniente hacer cuatro tratamientos en cuatro días consecutivos.
Una vez empezado el tratamiento a un paciente, no hay que seguir concentrándose en el flujo de energía. Si el paciente tiene necesidad de expresar emociones, se pueden mantener una conversación sin que cese el flujo de energía. En general, durante un tratamiento no es recomendable hablar, ya que con Reiki el procesamiento de las emociones se hace más allá de las palabras.
El tratamiento básico de Reiki cubre todos los sistemas glandulares, que a su vez controlan todas las hormonas del cuerpo. Estas glándulas están íntimamente conectadas con los chakras o centros de energía, que están situados en el alma o anatomía sutil del ser humano.
El tratamiento completo dura de 45 minutos a una hora. Se suele dar con el paciente tumbado sobre una camilla, primero boca arriba y luego boca abajo, con el practicante de pie o sentado, moviéndose a lo largo de la camilla. En algunos casos eso no es posible debido a las características de la enfermedad o del lugar disponible. Hay que adaptarse a las circunstancias. Si no se pueden hacer todas las posiciones el efecto será parecido si se da más tiempo en las posiciones que se puedan hacer. También puede hacerse Reiki con el paciente sentado aunque resulta más incómodo para el sanador.
El practicante debe colocarse de forma cómoda, según las circunstancias, evitando posturas que provoquen dolor o molestias en la espalda o brazos, porque se hará difícil entregarse al paciente sufriendo distracciones e incomodidades.
Una típica sesión de tratamiento completo de Reiki consiste en varios pasos específicos que podemos dividir en cuatro apartados:
1. La preparación:
– Quitarse la joyas, relojes y metales, tanto el paciente como el sanador
– Descalzarse siempre que se pueda tanto el paciente como el sanador
– Aflojar cinturones y pantalones
– Lavarse las manos
– Poner música de relajación
– Poner incienso (optativo)
– Poner fuego, como una vela o cirio (optativo)
– Practicar la técnica Reiji-Ho (oración y meditación)
– Mentalmente se ofrece la energía al Yo interior del paciente para que se usada en lo que más necesita y cuando lo necesite
2. La imposición de manos:
– Alisar o peinar el aura del paciente a 20 cm de distancia al menos tres veces, en sentido de las agujas del reloj
– Colocar suavemente las manos en las 17 posiciones
– Mantener cada posición de 3 a 4 minutos, o bien el tiempo que se intuya, o bien según se note un cambio en la energía
– Las manos se colocan con los 5 dedos cerrados
– Las dos manos se colocan una al lado de la otra, rozándose
3. La terminación del tratamiento:
– Se peina el aura para cerrar la energía
– Que el paciente tome su tiempo en abrir los ojos
– Se pueden masajear un poco los pies del paciente para ayudarlo a regresar
– Se balancea un poco la espalda, estirando ligeramente piernas y brazos
– Si el paciente está en un estado muy profundo, se pueden masajear las palmas de las manos y hombros
– Si el paciente aun continúa en estado profundo, podemos contar hasta tres, terminando con un chasquido de dedos
– Si el paciente se resiste a salir hay que dejarlo dormir. Saldrá al despertarse del sueño.
4. La terminación de la sesión:
– Insistir en que el paciente se levante con cuidado y suavidad
– Ofrecer un vaso se agua
– Recomendar que tome más agua de lo normal en los siguientes días