Un grupo de expertos del departamento de ingeniería genética de la Universidad de Caen, Francia, ha presentado un nuevo estudio, en el que se demuestra que las ratas de laboratorio alimentadas con un maíz modificado genéticamente, producido por Monsanto, han mostrado signos de toxicidad en el riñón y en el hígado.
Es la primera vez que un producto transgénico, que ha sido aprobado para consumo humano y animal, ha mostrado evidencias científicas de efectos tóxicos en órganos internos.
El estudio, publicado ayer en la revista científica «Archives of Environmental Contamination and Toxicology«, analiza los resultados de los análisis de seguridad presentados por Monsanto a la Comisión Europea para obtener la autorización de comercialización en la UE para su variedad de maíz transgénico, MON 863.
Los datos muestran que el MON863 tiene asociados riesgos significativos para la salud; sin embargo, la Comisión Europea concedió licencias para comercializar este maíz tanto para el consumo humano como para el consumo animal, a pesar de la oposición de la mayor parte de los estados miembros.
Esto pone en duda la eficacia de los sistemas de evaluación y control. También nos hace dudar de la solidez de las decisiones políticas relativas al resto de productos transgénicos.
Y nos reafirma en el consumo de alimentos ecológicos, de los que tenemos plena certeza, por su consumo durante milenios, que son perfectamente sanos, saludables, adaptados a los distintos habitat y no contienen riesgos para la salud humana ni animal.
Greenpeace ha hecho público este informe científico en que se demuestra que un maíz transgénico de la Monsanto, aprobado por la Comisión Europea, es tóxico.
Este escándalo ha aparecido en innumerables periódicos y televisiones de toda la UE, de EEUU, Canadá, etc.